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Archive for the ‘Entrante’ Category

Esta receta no puede ser más simple, pero apaña cenas como nada. La necesidad hace virtud: es sencilla, rápida y barata y en general gusta a todos. Cuando mis hijos eran pequeños cada vez que la hacía era éxito seguro.

Huevos, guisantes, almendras y perejil son los elementos imprescindibles. Si cuidais la calidad de estos el resultado se eleva. Para nota, unos buenos boletus repartidos picaditos por el perol y no vais a querer que se acabe el plato.

La salsa verde es un clásico: AOVE, perejil, ajos y un toque de buen vino blanco que debería ser obligatoriamente seco y generoso: un buen Jerez o Manzanilla de Sanlúcar y, en su defecto, aceptaríamos un amontillado cordobés. Poco más. Con estos ingredientes se obtiene una salsa que suele acompañar a pescados y otros habitantes del mar, pero en esta receta tan sólo va a realzar unos simples huevos cocidos que como os comentaba, si son producidos por gallinas en suelo y alimentación saludable (me resisto a la etiqueta ‘ecológica’ aquí, porque de lo que se trata es que nos aseguren que las gallinas comen acorde a lo que son, no a un cacho de carne para ser engordada) os va a realzar muchísimo el resultado final del plato.

Con los guisantes pasa algo ligeramente diferente: aunque es una verdura que aguanta estupendamente la congelación, su diferencia nutricional es importante respecto a la verdura fresca; si bien y como curiosidad, a no ser que sean recien cogidos, no superan en dulzor a los congelados ya que según he leído, los azúcares solubles de la semilla se transforman progresivamente en almidón y van eliminando la predominancia del sabor dulce en la verdura fresca. Al congelar, el almidón se degrada y la descongelación facilita la aparición de nuevo de azúcares más simples y solubles. Qué cosas…

Bueno, vamos a la receta. Comencemos como siempre con los ingredientes para 4-5 personas:

  • 10 huevos
  • 1 Kg. de guisantes (el peso para comprar por vainas se multiplica por 4)
  • 2 cebollas medianas-grandes
  • 6 dientes de ajo
  • 30 almendras
  • 1 rebanada de pan asentado
  • Aceite de Oliva Virgen Extra
  • 1 buen chorreón de vino seco generoso
  • 1 buen manojo de perejil
  • Caldo de ave concentrado. Mejor, caldo casero y sustituye al agua.

Se sofríe primero el pan y se reserva. A continuación, las almendras y lo mismo. Terminamos refriendo los ajos pelados enteros y lo incorporamos todo a un mortero o dispositivo para triturar. Trituramos y reservamos.

En paralelo, cocemos los huevos y los pelamos y reservamos.

En ese aceite se sofríe la cebolla finamente picada, despacio, y cuando se vea bien refrita habrá que incorporar los guisantes para que se hagan un poco y posteriormente el majado, el vino y el caldo o en su defecto, la pastilla de caldo concentrado y agua.

Tras unos 25′ a fuego medio, removiendo de cuando en cuando para que el majado se distribuya bien y no se agarre al fondo, se rectifica de sal,  se incorporan los huevos partidos por la mitad y se distribuyen por el perol, con cuidado que no se rompan o pierdan la yema. Se mezclan bien con los guisantes y la salsa, se tapa el perol y se tiene unos 10′ a fuego lento. Se deja reposar un cuarto de hora y está listo para servir.

Si os atrevéis con los boletus (o grumelos si sois de la zona de Huelva) el momento de incorporarlos es con los huevos. Otra alternativa son unos buenos taquitos de jamón ibérico, en cuyo caso deberían incorporarse a mitad del refrito de la cebolla.

Es éste un plato que no necesita guarnación ni ningún tipo de acompañamiento (si acaso un poco de arroz basmatí), pero sí muchas variantes: unas alcachofas frescas de temporada, unas habitas, unos langostinos… Si se antecede de una buena crema  una buena sopa de ajos, ya estáis comidos.

Que os aproveche!

PS: os debo la foto, pero como espere a hacerla no subo la receta 😉

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Croquetas de la abuela Dori

Me he nombrado en la receta porque creo que han pasado los años suficientes como para creer que he realizado el número de modificaciones suficientes sobre la receta original (familiar por más señas) como para considerarla propia.

Además, lo de abuela es obligado ya que son mis nietos los que más aplauden y devoran cuantas croquetas sea capaz de cocinar. Es para ellos pues, y con suerte alguno y alguna será capaz dentro de mucho tiempo de tener la satisfacción que yo tengo cuando los veo comerlas y decir «Qué ricas abuela, esta vez te han salido mejor que nunca!».

Ingredientes:

  • Un vaso de leche
  • Dos cucharadas soperas de harina,
  • La carne del cocido muy picada,
  • Una pastilla de caldo de pollo,
  • Un pellizco de nuez moscada rallada
  • Una cebolla pequeña picada
  • Y para empanar, un huevo y pan rallado
  • Abundante aceite de oliva para freírlas
  • Y una cucharada de mantequilla

Preparación:

En una cacerola con el aceite y la mantequilla se refríe la cebolla. Cuando esté transparente se añade la haina y se rehoga un minuto.

Se le va añadiendo la leche fria poco a poco sin dejar de mover, porque tiene que quedar una masa blanda (una bechamel)  a la que añadiremos la carne, la pastilla de caldo y la nuez moscada rallada.

Con el fuego bajo y sin dejar de mover la cocinamos unos veinte minutos. Ojo que es uno de los secretos pues si no, quedará el sabor de la harina cruda. Apartamos y dejamos enfriar por completo.

Para hacer las croquetas , con dos cucharas cogemos porciones de masa y la ponemos en el huevo batido y luego en el pan rallado ( no pasarlas por harina).
Se frien en abundante aceite bien caliente.

Truco: He visto por ahí alguna manera alternativa de hacer la porción de croqueta antes de empanar y es utilizar una manga pastelera con la boca ancha para hacer un cordón de masa que posteriormente se troceará…no lo he probado pero parece sencillo. Como alternativa a la manga se puede utilizar una bolsa de plástico con una de las esquinas cortadas.

Uno más:  para freirlas mejor y que no se revienten, se congelan.

Buen provecho.

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